Etapa
14. Valera-Caracas
Lunes,
8 de Noviembre de 1948
Eran los últimos 600
Km, tras los 8900 recorridos. Por radio ya se escuchaba en Valera, que
los preparativos para recibir la caravana en la capital estaban finalizados.
Desde muy temprano se observaba público en los alrededores del palco
oficial, como para amortiguar la ansiedad.
La etapa se presentaba como
muy sencilla. Si bien el camino continuaba siendo montañoso, no
había que realizar ninguna trepada importante. La salida de Valera,
a 547 m. sobre el nivel del mar, hasta Barquisimeto a 566 m., era prácticamente
llano, a lo sumo con alguna ondulación hasta alcanzar un máximo
de 800 m. de altitud. Luego una depresión hasta San Felipe, localidad
ubicada a 252 m. sobre el nivel del mar y a unos 280 kilómetros
de la meta, para luego una pendiente de aproximadamente 260 km de extensión,
y donde se alcanzaba el pico más alto en Los Teques, a 1170 m. de
altitud. 25 km después, el punto de llegada en Caracas, a 922 m.
de altura. Justamente la última parte sería en subida, pero
nada que fuera a asustar a los competidores ya que era subir menos de mil
metros en un recorrido de más de 250 Km.. Había algunas secciones
de ripio, pero la mayor parte del trayecto sería asfaltado. El promedio
de la etapa se estimaba antes de salir, en alrededor de los 80 Km./h…
El clasificador parecía
lapidario antes de largar de Valera. Oscar le llevaba 4 horas 55 minutos
a Marimón y 5 horas 10 minutos a Marcilla
La salida a las seis de la
mañana, como marcaba el reglamento fue sin mayores complicaciones.
Salió Oscar Gálvez y tras los 60 segundos reglamentarios
lo hizo su hermano a todo tren. Poco después, el Ford Nº 9
los supera a una velocidad de más de 150 Km/h, y sorprende un poco
a Oscar, que habían arreglado la noche anterior que no se arriesgarían
en el último tramo, ya que los primeros puestos estaban garantizados…
Oscar comienza a ver en
las curvas asfaltadas dibujos de neumáticos y comienza a preocuparse.
Le comenta a Herrero: éste seguro que es Juan, que viene tirando
con todo… si sigue así se va a matar…
En los primeros doscientos
kilómetros, las posiciones eran Juan Gálvez primero, seguido
por su hermano, tercero Marimón y después Marcilla,
Bojanich, López y Ataguile.
Luego Víctor García,
en un tramo de solo 50 kilómetros, supera cinco competidores y se
pone en cabeza por tiempo neto.
A esta altura, Oscar Gálvez
sufre una primera detención. Pasa Marimón y al verlo al costado
del camino, se detiene. Le pregunta si necesita ayuda, Oscar le contesta
que no era nada grave, solo un poco de temperatura por algún problema
con el radiador, con lo que Toscanito continúa su travesía.
Después también pasan García y Marcilla. Tras resolver
el problema, Oscar reanuda su marcha.
A 250 km de la meta, en las
proximidades de San Rafael de Omoto, Juan Gálvez tras saltar un
badén, se sale del camino y cae en una ancha y larga cuneta, quedando
su azul Ford volcado de costado y muy trabado. Intentan con Desiderio Avila
-su acompañante- desencajarlo, pero es inútil.
Marimón llega a donde
se encuentra detenido Juan y cruza su Chevrolet en la ruta –para que ningún
competidor pueda pasar sin antes prestar ayuda-
Marimón se baja,
lo enfrenta a Juan y le dice de todo. Lo amenaza con que tendría
que dejarlo abandonado ahí, por lo conversado de que ninguno iba
a forzar la marcha en la última etapa.
Todos los pilotos respetaban
a Toscanito por ser el mayor de ellos, pero además porque era un
verdadero caballero y admirablemente rápido.
Marimón no se anima
a tirar con su Chevrolet solo al Ford, por miedo a romper su vehiculo.
Pero a medida que otros pilotos iban llegando, les decía a todos:
de aquí no se mueve nadie hasta que saquemos a Juan.
Víctor García
que se había detenido comienza a impacientarse mientras pasaban
los minutos, le pide casi de rodillas y al borde de las lágrimas
a Marimón que por favor lo deje pasar, para darle una alegría
a la gente de Mendoza. Finalmente, lo dejan pasar, siendo el único
que continuaba el camino.
Marimón con los que
se iban sumando, intentan sacarlo a Juan, pero estaba muy encajado.
Llega Oscar, que se había
quedado algo distanciado, y les dice a los competidores que aten una soga
desde el auto de Juan al diferencial de su Ford para intentar sacarlo.
Oscar intenta inútilmente
mover el Ford de su hermano. Las ruedas patinaban y el automóvil
atascado no se movía. Cuando comenzaba a sentirse el característico
olor a embrague quemado, deciden dejar de forzar la mecánica y continuar
hasta el próximo pueblo para enviar un camión a realizar
el trabajo. Pero ya era tarde. El cigüeñal del Ford de Oscar
ya se había herido de muerte.
Oscar al poco de comenzar
a moverse, siente un ruido extraño en la transmisión del
Ford. Puede continuar en carrera aprovechando el declive de la ruta. Pero
tras superar San Felipe, y comenzar la larga y poco pronunciada subida,
la falla en la transmisión se hace más evidente. Lo más
temido le estaba sucediendo, a solo 250 km de la llegada. Y comenzaba a
sentir que todo se escapaba de las manos…
Finalmente, en la localidad
de Valencia –a solo 184 km de la meta final- el Ford numero 3 se detiene
mortalmente herido. Oscar y Herrero intentan repararlo, pero parecía
imposible.
Mientras tanto por La Victoria,
el mendocino García continuaba su ritmo con cuatro minutos de ventaja
sobre sus perseguidores, que continuaban detrás corriendo en pelotón.
Ventaja que aumentaría a 8 minutos, tras cruzar Los Teques, a solo
25 kilómetros de la meta.
El mendocino es el primero
en entrar en Caracas, a las 14:01… El Ford de García entró
al control golpeado –había sufrido un pequeño vuelco sin
consecuencias-. El público emocionado saluda al primer héroe en
recorrer los 9579,4. Pero todos seguían esperando a Oscar…
El segundo en llegar fue
Marcilla, detrás Marimón, López, Merino…
Contento con su segundo
puesto, Toscanito empezó a festejar ni bien arribó, pero
Oscar Gálvez no llegaba y el destino le había reservado algo
inesperado.
Se acerca “Corner” Sojit
a Marimón, y le dice “-Parece que sos el ganador de la carrera”.
Marimón lo mira y le responde “-dejate de hablar pavadas…”
Mientras tanto, Juan finalmente
es sacado de la cuneta, y tras reparar la caja de velocidades que se había
dañado, vuelve a la carrera. Llegaría a la meta en el puesto
37, perdiendo de esa manera su segundo lugar... y suponiendo que llegara
Oscar, cayendo al cuarto puesto de la general.
Luego, mas adelante, en el
lugar donde estaba detenido Oscar Gálvez, se presenta Luís
Alfredo Sarría, uno más del público que se ofrece
a remolcarlo con su Buick.
De esa manera, recorren los
últimos 184 km. En Caracas todos ya estaban al tanto de que el Ford
número 3 lo estaban ayudando, y mientras comenzaba a oscurecer y
faltando unos 100 metros para cruzar la meta, el Buick frena y deja el
Ford continuar su rumbo con el impulso.
Oscar pasa la línea,
y ni bien se baja es interceptado por Fulvio Pastor –Comisario Deportivo
asignado- y le insinúa que el auto entró con el motor detenido
y estaba demasiado frió para haber realizado normalmente la etapa,
que lo llevara inmediatamente al parque cerrado.
-Otro de los mecánicos
le había preguntado sutilmente ¿Usas agua especial? tras
tocar el motor y notar que estaba completamente frió cuando tendría
que estar hirviendo tras una etapa de 700 km..
Mientras tanto, el Buick
comienza a incendiarse detrás, producto del esfuerzo que había
soportado. Y el público cargaba en andas a Oscar, llevándolo
al palco oficial para entregar la hoja de ruta como merecido vencedor.
El la teoría, y en
el corazón de todos, Oscar Gálvez llegaba a la meta clasificado
en la general como vencedor, con unos 13 minutos menos que Domingo Marimón,
pero reglamentariamente no era correcto. El artículo 41 del reglamento
de la competencia era muy claro:
Artículo 41: Los corredores
podrán recibir ayuda extraordinaria únicamente para el arreglo
de sus máquinas y/o para salvar obstáculos del camino, pero
deberán terminar las etapas por sus propios medios y los del vehículo
oficialmente inscripto. El competidor que contraviniere esta disposición
será declarado fuera de carrera.
Aquí, hay dos versiones
algo distintas de los hechos. Si bien la descalificación reglamentaria
sería en ambos casos, puede que el detalle justifique o no, el rumbo
legal que tomaría la disputa.
Esta versión, aparece
en varios medios de la época: Los comisarios informan que no le
daban la entrada a Oscar. Que la entrada había sido antirreglamentaria.
El público empuja nuevamente el Ford Nº 3 unos metros antes de la
línea, y el acompañante Herrero, al ver que Oscar no aparecía
y se terminaba el tiempo, pone en marcha el Ford, y a duras penas logra
pasar la línea de meta. Pero los comisarios vuelven a dar el veredicto
de que ésta entrada tampoco era reglamentaria –por supuesto, no
era Oscar Gálvez quien conducía-.
La otra versión contada
por Fulvio Pastor a Alfredo Parga, en la nota “Aquel coche no entró
en Caracas- pagina 440/1 de Historia del Automovilismo Deportivo Argentino,
-resumiendo- comienza con la entrada en caracas detallada sin motor, y
tras la visita de Oscar al palco e informarle que la entrada no había
sido registrada, el público lo lleva en andas nuevamente hasta su
vehiculo. Luego lo empujan entre todos de nuevo marcha atrás hasta
unos metros antes de la línea de control. Y todo el mundo empujó
el coche que volvió a cruzar la llegada con Oscar al volante. Obviamente
que los comisarios vuelven a invalidar la entrada. Entonces Oscar se retira
al hotel.
Mientras los cables telegráficos
estaban al rojo vivo, Oscar Gálvez, muy mal asesorado legalmente
por la Ford Company de Caracas, comienza con una batalla legal insostenible.
Primero diría que
eran todas mentiras y que su Ford había recorrido la etapa por sus
propios medios, luego se contradecía afirmando que el Buick solo
lo había ayudado para sortear obstáculos naturales del camino
–una suave pendiente asfaltada de 180 km- y pedía un peritaje legal
en el automóvil, -donde luego se constataba que estaba en condiciones
de recorrer 200 kilómetros a una velocidad de 30km/h, pero sin ningún
tipo de pendiente-, y hasta llegó a mandarle un telegrama al presidente
argentino Perón para que intercediera en su favor.
La historia cuenta, que Perón
tras recibir el telegrama preguntó: ¿Hay un reglamento? Cuando
le respondieron que sí, dijo: “Entonces que se cumpla”.
Mientras tanto, la situación
se seguía complicando. El propietario del generoso remolque intentaba
cobrar la reparación de su vehiculo al Touring Club de Venezuela
y tras ser rechazado, se entrevista con Fulvio Pastor. El A.C.A. le paga
todos los gastos, pero labra un acta donde se asienta la declaración
del señor Sarría, detallando toda la ayuda brindada a Oscar.
Finalmente, todas las instituciones
oficiales –incluyendo el poder ejecutivo argentino- contestaron al unísono.
Los reglamentos eran para respetarlos. Se apeló, y se volvió
a reconsiderar, pero reglamentariamente, Oscar no registró su entrada
en Caracas.
El “Gordo” o “Toscanito”
Marimón, quizás uno de los pilotos más queridos
y respetados entre sus camaradas, se llevo la victoria de la Buenos Aires-Caracas.
Oscar Gálvez, sería
por siempre recordado como el ganador moral de la carrera.
El Touring Club de Venezuela
organizó un festival, para que con los aportes de los venezolanos
le pudieran dar a Oscar Gálvez, un premio similar en dinero, al
que hubiese ganado de no haber sido descalificado. Al premio renunció
gentilmente, donándolo a los chicos carenciados de Venezuela.
Y cabe sobre el final una
anécdota que habla de la moral y personalidad de quienes se disputaron
el premio. Al inicio de la prueba, Fangio y Marimón habían
acordado de palabra que si alguno resultaba ganador, dividiría el
premio con el otro.
¿Por qué?
Es que al inscribirse en la prueba, tanto el Chueco como Toscanito quisieron
abaratar costos, y decidieron repartir los gastos de preparar ambos autos,
y tanto las pérdidas como las ganancias serían soportadas
por ambos. Terminada la competencia, Marimón lo llamó al
Chueco para dividir el premio. Este gesto que enalteció su persona,
selló la amistad que hasta sus últimos días Marimón
tuvo con Juan Manuel, y habla a las claras de la diferencia entre el automovilismo
de aquellos tiempos y el de nuestros días.
UTaC
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