Etapa
1. Buenos Aires-Salta.
Miércoles,
20 de Octubre de 1948
La largada se realiza en
la Av. Alvear -frente a la sede del A.C.A., hoy Av. Libertador- a las 10
de la noche. Notable fue el nivel de participación, ya que de todos
los pilotos inscriptos solo faltaron tres. Los argentinos Ramon Gallo y
Ernesto Blanco –acusando problemas de salud- además del venezolano
Carlos Benedetti (éste último quizás perjudicado por
la inversión del recorrido).
Los pilotos largaban en intervalos
de 10 segundos sabiendo que la primera etapa era decisiva por el buen estado
de las rutas y salían a fondo. Justamente, por ese motivo fue una
carrera muy accidentada desde el comienzo. A tan solo 600 metros de la
largada, Esteban Sokol estrello su Chevrolet contra el monumento
de los españoles, resultando herido su acompañante Cimardi
y teniendo el curioso privilegio de ser el primero en abandonar cuando
la largada era todavía visible.
Algo más adelante,
a unos 15 kilómetros de la largada, Octavio Moretti vuelca derribando
un cartel sobre los espectadores matando instantáneamente a uno
y hiriendo a varios. El espectador sería la primera victima fatal
de la competencia. Todavía el público en el lugar no había
salido de su asombro cuando transcurridos aproximadamente 5 minutos, Carlos
Alisal se accidenta de la misma manera, pero sin victimas que lamentar.
En San Miguel, el boliviano
Del Carpio volcaba. El público ayudo al piloto a poner la máquina
sobre sus pies y de inmediato continuó en carrera.
La comunión que había
entre estos hombres y el público era algo que trascendía
los limites conocidos, ya que la fama no se interpretaba como un estrellato
inalcanzable sino todo lo contrario. Hubo muchísimas anécdotas
que demostraban lo cerca que estaban de la gente, como por ejemplo aquella
–incluso para el absurdo en una carrera de 15000 Km- protagonizada por
Oscar Gálvez. Por una apuesta de aficionados, que había llegado
a sus oídos mientras probaba su máquina los días previos,
apura el ritmo en los primeros Km. de competencia descontando en menos
de 50 km los 20 segundos que lo separaban de Fangio, superando al Chueco
-en el camino- justo antes de entrar en la localidad de Pilar y por el
solo hecho de convertir a unos aficionados que vivían en esa localidad
-admiradores de Ford- en los felices comensales del asado que debería
pagar el otro grupo, que había apostado por que pasaría primero
el Chevrolet N°1.
Otro que iba a todo tren
repitiendo hazañas de competencias anteriores era Domingo Marimón,
que a esa altura estaba cuarto. –ya había descontado más
de un minuto a los punteros- desentendiendo eso de cuidar la máquina
para una carrera muy larga.
En esa lucha se mantuvieron
durante las primeras cinco horas de carrera hasta que el Chevrolet de Fangio
comienza a fallar, debiendo detenerse al costado del camino para reparar
problemas eléctricos. Luego tendría problemas en el diferencial
que lo obligarían a retrasarse aun más. Estos retrasos en
realidad eran muy preocupantes para los pilotos, ya que el reglamento estipulaba
que las etapas se largaban según estén clasificados en la
general y no como terminen la etapa. Un piloto -luego de un gran retraso-
podía supera 60 autos más lentos en la ruta y solo ganar
un puesto por diferencia de tiempo en la general, por lo tanto, en la etapa
siguiente seguramente tendría que volver a superar los mismos 60
automóviles por senderos que en algunos lugares solo pasaba un automóvil.
También se detenía
y resolvía un problema mecánico Marcilla, mientras Musso
se llevaba por delante a un suicida en estado de ebriedad que se había
cruzado por su camino en el momento menos esperado matándolo en
el acto. Aclarado el problema podría continuar aunque los ánimos
del piloto no estuvieran para la carrera.
Luis Echeverría volcaba
en Frías y era auxiliado por Roude que se detenía al ver
el Chevrolet dando tumbos. Por suerte sin consecuencias graves siguen en
la lucha.
Esteban Zamora y el boliviano
Del Carpio –nuevamente- vuelcan en distintos accidentes y abandonaban.
Otro que daba un tumbo era
Perazzo, volviendo la máquina a sus cuatro ruedas y continuando
como si nada.
Por Concepción, Marimón
estaba claramente en la punta, y destacándose el trabajo de los
Chilenos Bartolomé Ortiz Sanz y Lorenzo Varoli.
Entrando a Tucumán,
Marimón debe reducir el ritmo por problemas de temperatura – la
temperatura ambiente en ese momento era de 35°C a la sombra-, y Oscar
Gálvez pasa a la punta de la carrera, para llegar a la meta en primera
posición.
Hubo solo 33 abandonos y
esto dicho sin ninguna ironía, ya que el ritmo impuesto en ésta
primera parte no era el ritmo más indicado para la distancia de
la competencia. Muchos prepararon sus motores para volar en esta primera
parte, y los modificarían a partir de la segunda etapa para iniciar
el ascenso de montaña.
Un día de descanso,
agasajo y reparaciones, separaba las dos primeras etapas.
UTaC
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