Etapa
8. Guayaquil-Quito
Lunes,
1 de Noviembre de 1948
Tras el cruce en barco, que
duró ocho horas el día sábado, y el merecido día
de descanso, la situación en el Ecuador fue bastante distendida
para los pilotos que continuaban en batalla.
Ya el lunes a primera hora,
se informaba que los pilotos Astengo y Trincavelli desistían de
la salida. Sus máquinas con problemas insalvables se quedaban en
Guayaquil.
Si bien, por un lado se volvía
a las etapas cortas -425 km- también se volvía a correr en
plena cordillera, con lo cual el camino volvía a tener zonas de
precipicios y curvas bordeando montañas.
Todos coincidían
en que la zona más peligrosa sería el Páramo del Chimborazo,
ubicada en los primeros kilómetros de la etapa. Zona de importantes
ascensos y descensos, completando el dibujo unas curvas muy cerradas.
Sobre el suelo sería
más de lo mismo. Algunas pocas zonas asfaltadas, mucho ripio y polvo
para completar el cuadro.
Considerando lo peligroso
que sería salir directamente desde la ciudad, la organización
decide desplazar la salida de la etapa hacia la localidad de Duale, a 45
km de Guayaquil.
A las 5:05 comienza a moverse
la caravana desde el frente del consulado argentino en Guayaquil en intervalos
de un minuto en neutralización y en el mismo orden de largada. Despidiendo
a los competidores había unas 500 personas detrás de un cordón
policial. Lo insólito de la mañana le sucedió a Pascuali,
que mientras retiraba el auto del parque cerrado, un imprudente transeúnte
particular envistió de frente su Ford. El golpe destruyo el radiador
y la reparación lo obligó a salir desde el último
puesto, penado por perder su turno en el noveno lugar de largada…
A las 7:07 larga Oscar efectivamente
desde Duale. Detrás de él fueron 50 las máquinas dispuestas
a llegar a la capital de Ecuador.
Se complica aun más
la zona del Páramo del Chimborazo, ya que densas nubes poblaron
el lugar. Esto de todas maneras no desalentó a los punteros que
continuaron volando, literalmente entre las nubes.
Los hermanos Gálvez
eran perseguidos por Marimón y Marcilla que no le soltaban pisada.
Tal es así que a 210 km de de Duale, en la localidad de Quevedo,
Juan estaba delante de Oscar por tiempo neto, ya que viajaba pegado al
paragolpes trasero del Ford de su hermano.
A ésta altura, el
piloto chileno Salas rompe el tanque de nafta que lo deja al borde del
abandono. De hecho, lograría llegar a Quito cuando todos ya aseguraban
su abandono, tardando con diferencia a los punteros, más de ocho
horas en realizar los 400 km.
En Pujilí, Oscar observa
que la temperatura de su máquina llega peligrosamente al tope y
se detiene brevemente a revisar la causa. Era solo un caño del radiador
obstruido el problema, que resuelve rápidamente cediéndole
el primer puesto de la carretera a su hermano Juan. Tan breve fue la parada
de Oscar que Marcilla y Marimón, que estaban a unos tres minutos
de Juan, no logran superarlo en el camino.
En Latacunga, Juan pasó
primero, seguido por Oscar, tercero Marcilla a 12’ y Marimón a 18
minutos. Victor García hasta ese momento quinto, comienza a perder
terreno gradualmente para finalmente terminar en la duodécima posición.
En el último tramo,
Oscar atacó y supero en el camino a su hermano que se quedó
pegado detrás de su máquina, pero la diferencia de tiempo
jugó a favor de Juan por solo 39 segundos.
El presidente de Ecuador,
el señor Sotomayor Luna junto a varios ministros presenciaron la
llegada de los diez primeros competidores. Lo más simpático
del recibimiento, fue Oscar Gálvez, que cubierto de lodo, abrazó
al primer mandatario y hasta lo acarició…
Gulle rompe el cigüeñal,
-o la transmisión según la fuente- y finalmente, el gran
luchador de la competencia, se queda fuera de carrera.
Como dato anecdótico,
Angel Pascuali, “el romántico de Vicente López”, un piloto
muy regular que normalmente tendría que estar promediando la novena
posición, finalizaría la etapa en el lugar 36º, como
recordando y homenajeando a Fangio, en lo difícil que era recuperar
posiciones en estos caminos, saliendo efectivamente desde el último
lugar…
La prensa daba cuenta de
la recuperación física de Fangio, y que los restos de Daniel
Urrutia habían partido el domingo desde Lima en avión, rumbo
a Buenos Aires.
Fangio le recordaría
de esos días a Roberto Carozzo:
-Cuando los médicos
me permitieron salir, Montes me llevó a Trujillo, en auto. Allí
estuvimos viviendo en un hotel casi una semana. Arturo Kruuse también
estaba con nosotros. Tenía un tobillo quebrado… …En Trujillo se
nos había unido Molinari, acompañante de Angel Castano. Este
era un cordobés, amigo de Marimón, que tenía agencia
Ford en una localidad de las sierras, en Córdoba. Se habían
accidentado y Castano había quedado internado en un hospital que
nos quedaba camino de Lima. Pasamos a verlo y me pidió que no lo
dejáramos ahí. Hablamos con el jefe del hospital. Primero
no quería dejarlo; luego dijo que únicamente si firmábamos
que era bajo nuestra responsabilidad… Nos lo llevamos a Castano con nosotros.
Lo acomodamos en el auto y apenas arrancamos, Montes le dio unas gotas
de un líquido oscuro que se lo había dado un corredor chileno,
de Tacna: Lorenzo Varoli. ‘Mirá –le dijo Montes- esto hace despertar
hasta los muertos’.
Castano, que hacía
tiempo que no hacía sus necesidades, estaba hinchado así.
Al rato, en el camino, se empezó a poner blanco. Creímos
que se nos moría. Paramos fuera del camino y casi ni alcanzamos
a sacarlo del auto… Se vació. A partir de ahí comenzó
a mejorar.
UTaC
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