Etapa
4. Potosí - La Paz
Domingo,
24 de Octubre de 1948
La cuarta etapa se ingresaba
en la capital boliviana. Había que subir pendientes hasta alcanzar
los 4100 metros de altura por caminos en buen estado, para luego dirigirse
hacia la ciudad de La Paz, complementando así los 543 Km. de la
etapa del día.
La largada debe retrasarse
hasta la hora 9:00, debido a las dificultades de los competidores para
conseguir combustible. Solucionado el problema, se estipulo una largada
cada 60 segundos entre los 70 participantes que largaron, lo que facilitó
la recuperación de varios competidores como Fangio, que se veían
muy retrasados con respecto a los punteros.
Abndonaron antes de largar
en ésta etapa José Froilán González, Alfonzaro
y Remondino decretándose abandono por diversos motivos. Moss
abandona por duelo tras la desaparición de Elguea. Su compañero
Fancio era concuñado del piloto desaparecido y deciden volver a
Chacabuco en señal de luto.
Tras largar, el primero en
tomar la punta fue Juan Gálvez, aunque hacia la subida de “Totora”,
era Oscar quien pasaba al frente, seguido por Juan, Gulle, Marimón,
Marcilla y el chileno Varoli.
Pasaron “Yocalla” y “Tola
Palca”, siendo el promedio de Oscar de 57 km/h. En la altiplanicie, Gulle
se acercaba vertiginosamente a Oscar para luego superarlo, mientras Marimón
atacaba a Juan.
A la altura de la localidad
de Challapata, el puntero era Gulle, seguido por Juan Gálvez, Marimón,
Marcilla, Bojanich, Varoli, Rubiol Roca, Pascuali, Ramonda, Trincavelli,
Peduzzi, Taddía, Kruuse, Alvarado y 15° Fangio. Las excelentes
condiciones de los caminos por el altiplano de Oruro permitieron que varios
pilotos aceleraran para mejorar sus posiciones.
En “Panduro", Oscar había
tenído problemas cuando una gran roca que había en el camino,
torció la barra de dirección y fisuró el tapón
de la caja de velocidades. Pudo solucionar los problemas pero lo relegaron
de la discusión de los primeros puestos. Se vio obligado a recorrer
60 km en tercera velocidad hasta Patacayama, donde consiguió grasa
para reponerle a la caja. Es justamente en esta localidad donde Gulle se
detiene por desperfecto mecánico. Por suerte para él, pierde muy
poco tiempo.
Los últimos kilómetros
fueron un duelo entre Juan Gálvez y Marimón, mientras Oscar
recuperaba terreno de una manera vertiginosa.
A la capital boliviana, entro
primero Juan Gálvez, rompiendo la hegemonía de su hermano
hasta ese momento. Segundo entraba Domingo Marimón.
Como rareza, solo abandonan
en esta etapa dos competidores -Huasasquiche y Quaglia- mientras Spinetto,
muy cerca de la llegada, tuvo un vuelco y tras un esfuerzo infrahumano
para reparar su maquina en 8 horas logro clasificarse en el último
lugar.
Fangio superó a 38
máquinas llegando en 6º lugar, a algo más de 13’ de
Juan Gálvez. Por tiempo neto, estaba en el puesto 40° a unas
indescontables 7 horas de Oscar.
El lunes 25 se descansaba
y se realizaban reparaciones.
Fangio recordaría
en Cuando el hombre es más que el mito:
-En esa carrera, Urrutia
no las tenía todas consigo. Recuerdo que en la Paz, al final de
la cuarta etapa, en la hora de reparación terminamos de revisar
mi coche. Como sobraba tiempo, le digo: ¿Vamos a darle una lavadita?
Porque un auto es como
un caballo, uno le va tomando cariño. Como había andando
entre la tierra estaba muy sucio... Vamos a ponerlo en marcha y no arranca.
Yo había sacado el diferencial, la caja, para darle una repasada.
A Urrutia le había dicho que se ocupara de la nafta, de limpiar
los filtros y el carburador. Reviso: corriente tenía, nafta venía,
todo estaba bien y el coche no arrancaba. Entonces, lo remolcamos una vuelta
a la manzana y tampoco arrancaba. -¿Pero que hiciste con el coche?,
le pregunto.
Urrutia, mudo. Entonces
levanto el capó del otro lado y veo que la junta del caño
de escape está nueva. Se ve que la había cambiado porque
la otra estaba medio quemada; le digo: -¿Le hiciste agujero en el
medio?
-No me acuerdo-, me responde.
Saco los cuatro tornillos,
saco la junta, ¡no tenía agujero!. Estaba tapado el caño
de escape. Sacamos la junta... Sin los tornillos, sin el escape y sin lavar,
llevamos el auto al parque cerrado, porque si no quedábamos descalificados...
¡Ojalá!, así no hubiera muerto Urrutia.
Al otro día, antes
de sacar el auto del parque, le puse la junta...
UTaC
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