La unión
hace la fuerza.
El año 1941 es otro
buen año. De buen crecimiento comercial y de vuelo deportivo como
que Juan Manuel junto a Oscar Gálvez fueron especialmente invitados
a correr en Brasil un Gran Premio. Su presencia de campeón argentino
era muy importante.
Les avisaron que durante
la carrera tenían todos los gastos pagos y por eso llevaron poco
dinero. Solo lo suficiente como para financiarse los primeros días
que transcurrirían en Brasil realizando los preparativos.
Como acompañante debutaría
Antonio Elizalde, un amigo que si bien reconocía que no era mecánico,
Fangio lo amaba por lo despierto que era como acompañante. Tenía
una memoria prodigiosa para los caminos, además era un hombre con
un excelente sentido común. A Oscar lo acompañaría
su hermano Juan.
Llegaron a Brasil con
la suficiente anticipación como para organizar junto a los pilotos
locales una recorrida por lo que sería el trazado del Gran Premio.
-Como se acostumbraba a organizar en Argentina-. Lo único que les
pedían a cambio era compartir los gastos y así economizaban
todos. Los pilotos locales se excusaron y no quisieron participar
del reconocimiento. Quizás pensaron que el interés de los
argentinos era de conseguir alguna ventaja, o quizás simplemente
desconfiaran de la propuesta de estos. Lo cierto es que luego quedaría
demostrado que los pilotos brasileros habían perdido la oportunidad
de aprender varios secretos de estos caballeros, como luego aseguraría
la prensa brasilera criticando a los pilotos locales. –Diario O Globo-
Intentaron recurrir a la
Ford y a la General Motor de Brasil y no los quisieron ayudar. Ni siquiera
el pedido de un vehículo para no “gastar” las máquinas que
utilizarían en la competencia. Como anécdota, el chueco se
presentó en la casa GM junto a Oscar de testigo, y estos se negaron
alegando:-Seguro que gana Ford.
Oscar Gálvez, privilegiado
observador de cómo podía llegar a rendir un Chevrolet en
las manos del Chueco, quedo estupefacto. No podía creer la falta
total de confianza en la máquina que vendían...
Intentaron conseguir alguna
publicidad pero tampoco tuvieron suerte.
Así que terminaron
empleando las máquinas de carreras para el reconocimiento de los
4000 Km.; agotando los escasos recursos que les quedaban mientras esperaban
la fecha de la carrera.
Empezaron a buscar talleres
donde hacer los trabajos que los coches necesitaban. De momento se separaron.
Cada uno eligió uno distinto. Fangio no lo dice, pero cada mecánico
era muy celoso de los trabajos que hacía en su auto. Con el rival
y el amigo se podían compartir las comidas o un cuarto para dormir,
pero jamás un taller.
Un par de días antes
de largar, Fangio sacó la caja para revisar el embrague y comprobó
que el rulemán (rodamiento) estaba muy áspero. Lo lavó
y lo dejó en aceite y se fué con Oscar y sus acompañantes
a comer. Cuando volvió el rulemán no estaba. Sobre el banco
había uno nuevo que habían comprado los dueños el
taller. Fangio se opuso diciendo que no lo podía pagar a lo que
los dueños le contestaron que no se preocupara por el pago, porque
él iba a ganar. Para conseguir cubiertas nuevas tuvo que sacar una
prenda sobre el auto con lo que quedó todo listo para largar.
Del relevamiento quedaron
claros algunos puntos, como que debían aumentar la capacidad de
los tanques de combustible para no tener problemas entre las etapas.
Otro símbolo que demuestra
la confianza que había entre los famosos rivales argentinos, fue
un pacto que hicieron de que los premios conseguidos por ambos irían
a fondo común. Salvarían los gastos y luego se dividirían
en partes iguales el dinero que fuera a quedar, en caso que quedara alguno.
A esta altura ya era imposible
considerarse rivales sino simplemente un equipo Argentino en el extranjero,
con dos máquinas de marcas distintas.
El Gran Premio organizado
por el Automóvil Club de Río de Janeiro, había sido
programado en siete etapas sobre 3.900 Km. de recorrido. Participaban de
la competencia 38 pilotos. Además de los dos argentinos, 35 volantes
brasileros y también -especialmente invitado- el uruguayo Jorge
Montero.
La primera etapa Río
de Janeiro-Belo Horizonte se largó el domingo 22 de junio y fue
ganada por Oscar Gálvez llegando en segundo lugar Fangio a 3 minutos
y tercero el uruguayo Montero. Cuarto lugar para el primero de los brasileños,
Julio Vieira sobre un Ford.
El brasilero Antonio Mendez
volcó con su Ford y tuvo que ser hospitalizado, pero estaba fuera
de peligro al caer la tarde del domingo.
Los 606 Km. de la segunda
etapa fue un calco de la primera. Nuevamente victoria para Oscar. Fangio
terminó segundo a 8' 05". Montero y Vieira completaban la lista
de aspirantes a la victoria. En la clasificación general mantenían
las mismas posiciones. La ventaja a favor de Gálvez era de solo
11' 05".
Fangio festeja su cumpleaños
número 30 ganando la tercera etapa con 13' 38" sobre Gálvez
que es segundo. Aquí -en Goiania- matemáticamente pasa Fangio
al frente en la clasificación general mejorando 2' 33" el tiempo
total de Gálvez. En el tercer puesto continúa Montero pero
cada vez más alejado. A esta altura el uruguayo está a 1:15’
del puntero. Cuarto pasa a estar Ángel Goncalves sobre un Ford.
Oscar Gálvez sufrió
un vuelco sin consecuencias físicas cerca de la largada que lo hizo
caer al quinto lugar, para luego recuperar posiciones con su mejor estilo
de conducción hasta la segunda posición antes de entrar en
la ciudad de Goiania.
Los volantes tienen un día
completo de descanso, antes de reiniciar la carrera.
Se larga la cuarta etapa
Goiania-Barretos de 587 Km. de distancia. Montero sale a fondo intentando
recuperar tiempo y revienta un neumático a altísima velocidad.
Su máquina volcó y perdió mucho tiempo intentando
repararla como para poder seguir.
Esta etapa también
es ganada por Fangio con 23 minutos de ventaja sobre Gálvez y ampliando
la ventaja en la general a 25' 33". Vieira se recupera y pasa al tercer
lugar.
Montero tras el problema
llegó fuera de hora, y por penalización ya no puede aspirar
a una victoria sino solo a los premios “por día”.
Sobre un trazado de 475 Km.
se corre la quinta etapa entre Barretos y Poco de Caldas que se adjudica
Fangio. Superando a Gálvez por 9' 28".
En la clasificación
general está primero Fangio; segundo Gálvez a 35' 01" y tercero
el brasileño Julio Vieira a 5 horas y media del puntero.
La sexta etapa de 402 Km.
se larga a San Pablo y conmueve al publico. Tras haber llegado a la meta
primero y segundo, los Argentinos festejaron como en el resto de las etapas
y se disponían a almorzar, cuando aparece Reynaldo Aragao, presidente
de la Dirección Deportiva del Automóvil Club de Brasil para
informarles que habían sido desclasificados por no haber realizado
el recorrido de la etapa. Los argentinos no habían pasado por el
control de Itapecerica y la sanción había sido impulsada
por varios pilotos Brasileros que se habían quejado de la actitud.
Por su lado, Gálvez
y Fangio se quejaban de la falta de una clara señalización
sumado un desconocimiento total del camino. Finalmente el señor
Aragao considera la penalización injusta y decide anularla a cambio
de que vuelvan al punto equivocado y regresen por donde era el camino correcto.
Por supuesto que no era
fácil asumir la responsabilidad sobre tal penalización ya
que los argentinos llevaban el tiempo de una etapa completa de ventaja
sobre el tercero clasificado Julio Vieira, y era lógico suponer
que no habían querido sacar una ventaja extradeportiva
Así es ganada
la sexta etapa por el brasileño Vieira, clasificándose Fangio
decimoprimero y Gálvez decimosegundo.
El domingo 29 de junio se
largó la séptima y última etapa desde la ciudad de
San Pablo para recorrerse 504 Km. hasta Río de Janeiro.
Fue ganada por Gálvez
en 5:03’32” seguido de Juan M. Fangio a 10' 19" y tercero Montero. Como
anécdota, solo 8 pilotos de los 38 que largaron sumaron en la clasificación
final.
Por ese triunfo y segundo
lugar, los Argentinos ganaban lo suficiente como para levantar la prenda
del auto de Fangio y pagar una fiesta en la casa de los dueños del
taller, que tanta fe le habían tenido al chueco.
UTaC
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