Venciendo a los
artesanos.
De
vuelta en Balcarce, Fangio y sus amigos comenzaron a probar distintas soluciones
para resolver el problema de temperatura de “La Negrita”.
Agregaron
un nuevo radiador y la temperatura continuaba subiendo. Así que
probaron agregando un tercer radiador en la parte trasera de la máquina.
Como la presión de la bomba de agua no alcanzaba para un circuito
hidráulico tan grande, lo reforzaron colocando una segunda
bomba. Así lograron que el motor mantuviera una temperatura estable
por mas que se forzara el régimen.
Ya
con el problema resuelto, se dirigieron al circuito Parque de la Independencia
en Rosario.
El
circuito era muy sinuoso y si bien las rectas eran cortas, los ángulos
de las curvas parecían fáciles e invitaban a forzar el límite
recorriéndolas a gran velocidad. Emilio Meneguetti se dirigía
por la recta principal, cuando pierde el control de su Hudson y se estrella
contra un árbol ubicado en la primera curva. Falleció prácticamente
en el acto. Luego, Edison Hortal, mientras probaba su Plymouth de Fuerza
limitada, tuvo un accidente similar. Arranco un árbol de raíz
y se estrello contra un poste de iluminación. Muy golpeado fue llevado
al hospital para luego ser atendido quirúrgicamente. Las noticias
tanto del sábado como del domingo eran alentadoras, parecía
que había pasado lo peor. Pero el lunes siguiente fallecería
a causa de un paro cardiorrespiratorio.
Los
comisarios deportivos detuvieron las prácticas, y junto a un grupo
de pilotos salieron a recorrer los sectores de los accidentes. No encontraron
ningún indicio de que el asfalto o las condiciones del sector fueran
defectuosas o muy distintas a lo que se acostumbraba. Por lo que finalmente
los accidentes fueron atribuidos a distintas impericias de los pilotos.
A su vez, el veredicto de los pilotos fue el mismo. No era un circuito
más complicado que cualquier otro. Simplemente era un circuito que
había que ir buscando él limite poco a poco, y no intentar
hacer un record desde el principio.
Volviendo
a las prácticas, Fangio descubre que debido al tamaño del
motor, este tocaba el piso en algunos sectores del circuito. Junto a sus
amigos, tienen que curvar más los elásticos para levantar
la máquina, tarea que no sería nada fácil con un sistema
del tipo ballestas. Luego comprueba que es necesario desmultiplicar la
caja de velocidades de alguna manera para aprovechar mejor el torque del
motor. Pero claro, hay un problema. La caja que empleaba era completamente
estándar y no se puede desmultiplicar, por lo que comienzan a probar
con distintos diámetros de rodados que consiguieron prestados hasta
lograr la desmultiplicación deseada.
Luego
de realizar todas las “configuraciones” necesarias, Fangio recordaría:
“La Negrita”, ya de por si no era una máquina hermosa, pero luego
de estas modificaciones quedaba hecha un espanto. Exageradamente levantada,
adelante tenía ruedas comunes “de disco” y detrás ruedas
de rayos de alambre del tipo “Rudge”.
Fangio
no participa de las pruebas de clasificación. El sábado largará
desde la última fila.
En
el circuito repleto, había un clima de especial nerviosidad por
parte de los espectadores. Temían que nuevos accidentes volvieran
a repetirse. Sin embargo, tanto en las carreras eliminatorias de mecánica
nacional como la clasificación de las máquinas Grand Prix
transcurrieron sin problemas, con record de vueltas incluido.
Primero
transcurrió la carrera de Fuerza Limitada, que fue ganada por Benedicto
Campos y su pequeña Betty. La competencia de Fuerza Libre fue para
Fangio, que desde el último lugar supero a todos los oponentes en
tan solo 9 vueltas, para pasearse en cabeza las 11 vueltas restantes.
La
nota color de la competencia la vivió Antonio Pereyra, aprovechando
el ejemplo de tecnología redundante del Mercury Bimotor. Durante
la prueba, uno de los dos motores –el delantero- comenzó a fallar.
Como en este circuito "con un solo motor” se podía correr perfectamente,
en vez de detenerse se mantuvo en la pista.
Fue
saliendo cada vez mas humo de la parte delantera del vehículo. Los
espectadores no podrán olvidar jamás los movimientos desesperados
de Pereyra en las rectas para poder respirar. Así y todo, logró
finalizar la carrera.
Los
cinco mejores clasificados -en tiempo- de toda la mecánica nacional,
juntados en un clasificador común, tienen la oportunidad de largar
el domingo junto a los Grand Prix.
Los
pilotos fueron: Fangio, Nanni, Bucci, Campos y Sessarego.
Luego
de las competencias, una agencia Rosarina le pidió a Fangio que
le preste por una semana la máquina para exponerla. Tras observar
detenidamente las máquinas de los oponentes comparándolas
con “La Negrita” y apreciar el espíritu de la “Mecánica Argentina”,
es cuando más fuerza toma la típica frase de Juan Manuel
Fangio:
“Autos
lindos son los que ganan”.
UTaC
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