Extracto de
"La
Temporada"
de Jorge Augé Bacqué
Capitulo 12, Año 1958
TRES
MAQUINAS GANADORAS Y UN BOICOT POCO EFECTIVO
Extracto correspondiente
a la sección del Grand Prix Republica Argentina.
El Gran Premio de la República
Argentina de 1958 llegó acompañado de algunas situaciones
institucionales y deportivas que impidieron que se transformara en una
carrera más de la famosa Temporada Argentina para constituirse en
una prueba muy especial, tanto por los entretelones previos como por lo
ocurrido en la pista.
En el orden institucional,
el Automóvil Club Argentino debió sufrir el boicot de los
equipos británicos Vanwall, B.R.M y Lotus enfrentados con las autoridades
internacionales del automovilismo por cuestiones reglamentarias.
Los ingleses habían
protestado airadamente con la modificación que se había instituido
en el uso de naftas de un octanaje superior a 100 y que implicaba la modificación
de elementos vitales en los motores concebidos para funcionar con mezclas
de mayor octanaje. Este boicot respondía al rechazo por parte de
la F.i.A de una pretensión del Royal Automobile Club de Gran Bretaña
sobre modificación en la escala de puntaje y su sistema de distribución
en cada carrera. Fue por esas dos razones que los tres fuertes equipos
de las Islas Británicas no se inscribieron en el Gran Premio de
la República Argentina.
Sí lo hicieron en
cambio las casas Ferrari y Maserati. La primera de ellas anotó su
equipo oficial con Luigi Musso, Peter Collins y Mike Hawthorn y Maserati
lo hizo a través de la Scudería Sudamericana que estaba integrada
por Juan Manuel Fangio, Jean Behra, Carlos Menditeguy, Harry Schell, Paco
Godía y F.Gould.
Pero quizás lo más
interesante de los detalles previos a esta prueba fue que el A.C.A cursó
una invitación personal a Stirling Moss, que era piloto oficial
del equipo Vanwall, que éste aceptó consiguiendo que su amigo
Rob Walker le facilitará en forma privada uno de sus Cooper Climax
de dos litros y motor trasero, Con el auto, Moss trajo consigo dos mecánicos
y al director de equipo Al Francis. De esta forma, Moss quebró de
alguna manera, el boicot realizado por los británicos por cuestiones
que a nuestro país no le competían directamente salvo por
su pertenencia a la F.I.A.
En el ámbito de lo
deportivo, la carrera del 58 estaba marcada por los cinco Campeonatos del
Mundo obtenidos por el argentino Juan Manuel Fangio y por las suposiciones,
más o menos ciertas de la prensa argentina y de los círculos
deportivos, que el argentino se retiraría definitivamente de las
carreras ese año.
Fangio estaba inscripto
por una Maserati con toda la intención de reiterar sus victorias.
El panorama de la carrera
se planteó entre unas Maserati similares a las vistas el año
anterior pero algo más potentes; las Ferrari nuevas con motores
V6 de 290 caballos y el solitario chasis Cooper con motor Climax, el mismo
que había corrido Jack Brabham en Montecarlo en el año anterior.
El comentario de los entendidos
descartaba las posibilidades del auto de Stirling Moss pues venía
precedido de una imagen de fragilidad que le impediría, eso decían,
terminar la carrera enfrentando a las robustas máquinas italianas.
Desde la primera jornada de entrenamientos, la Maserati de Fangio se mostró
el auto más veloz de todos los presentes en la pista. El Cooper
en gran actuación se ubicó entre los tiempos de punta. Al
segundo día de prácticas, Moss ya le había tomado
la mano al auto y colocó el Cooper-Climax detrás de las Maserati
de Fangio y de Menditeguy compartiendo el tiempo con la Ferrari de Peter
Collins.
El sábado de clasificación,
Moss debió buscar su tiempo con un ojo tapado a raíz de un
accidente doméstico y clavó el séptimo registro detrás
de las Maserati y Ferrari más veloces. Fangio probó el auto
de Menditeguy pues el suyo no rendía lo esperado.
Con buen día, clima
seco y viento fresco que ayudó a que las tribunas estuviesen concurridas,
el domingo a las cuatro y media de la tarde, el Dr.Raúl Fernández
Aguirre, bajó la bandera de la largada sobre los autos alineados
en la grilla.
El primer incidente se produjo
ni bien se dió la orden de partida pues la Ferrari de Peter Collins
se quedó en la largada con la cruceta rota a raíz del excesivo
esfuerzo en el momento de acelerar.
El francés Jean Behra
fue quien largó en punta y pasó en la primera posición
en la vuelta inicial. En el segundo pasaje por la torre de control, el
primero era Mike Hawthorn quien encabezaba el lote con Fangio y Behra a
su cola. En la cuarta vuelta desde los boxes, se vió que Moss tenía
problemas con sus cambios y que era rebasado por Musso.
- "Se acabó el Cooper"
- se oyó decir en el box de los equipos italianos no con cierta
alegría.
Pero no fue así,
Sólo había sido un inconveniente momentaneo y Moss se colocó
cuarto detrás de Fangio, Hawthorn y Jean Behra. A partir de allí
comenzó la lucha por adelantar y lo pasó facilmente a Behra
y con un poco más de esfuerzo a Hawthorn quien recibió, de
paso, un duro gesto de Moss (...puño en alto agitado) en la creencia
que Hawthorn lo estaba "arrastrando" para que no alcanzara la punta.
Con veinte segundos de ventaja
sobre Moss, Fangio recibe la órden desde el box de apurar. Era evidente
que Moss achicaba la diferencia vuelta a vuelta. Musso (...tercero) también
se vió obligado a mejorar sus tiempos para evitar la escapada del
británico y su extraño auto.
Poco antes de la mitad de
la carrera, Fangio para a cambiar las cubiertas y su equipo lo demora 42
segundos lo que hace que Moss se coloque en la punta seguido ahora por
Behra y Musso.
El auto de Fangio calzado
con cubiertas nuevas no rinde lo que le exige el argentino y se retrasa.
El equipo Maserati manda a Behra a buscar a Moss pero el francés
hace un trompo y queda también muy atrás en la pista. Moss
se ubica entonces, muy cómodo delante de Musso por 25 segundos de
luz.
Pero el inglés no
tendrá todas consigo pues a partir de la vuelta 70 debe bajar su
ritmo de carrera pues las cubiertas no dan mas. Musso está cerca
pero desde el box no le indican que acelere y el italiano mantiene su ritmo
y su puesto pensando que Moss es inalcanzable.
La orden la recibe Musso
dos vueltas antes del final y logra acercarse peligrosamente a Moss que
hace la última vuelta a fondo evitando ser alcanzado por el italiano.Moss
tiene un problema ya que sus cubiertas están bastante deterioradas
y debe ejercer toda su sapiencia y su esfuerzo para llevar el Cooper. Si
Musso hubiese salido a la búsqueda de Moss dos vueltas antes, seguramente
que la historia de esta carrera hubiera sido otra.
Pero la paradoja del Grand
Prix de la República Argentina fue que un auto con motor y piloto
ingleses ganó una carrera signada por el boicot británico.
Por gentileza de Jorge
Augé Bacqué y Automóvil
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