De
ALBI
ET SES GRANDS PRIX 1928-1960
por Bernard Pelissier
CAPITULO XVIII
1952-MAYO
(Solo la parte correspondiente
a la carrera de F1)
Una gran efervescencia reina
en los boxes cuando quince minutos antes de la salida los 16 vehículos
son empujados hasta la parrilla. Un tiempo magnifico domina todo el circuito
e incita a muchísima gente a asistir al 14º Gran Premio de
Albi. La calidad de la organización roza como siempre la perfección
y permite una vez más comenzar la carrera a la hora prevista.
A las 15 horas, delante
de 61.000 espectadores, los bólidos parten para cumplir 34 vueltas
al circuito. Fangio marcha primero, Etancelin con Talbot y Rosier con Ferrari
intentan pegarse a su rueda pero la velocidad de la BRM es tal que al terminar
la primera vuelta Fangio los aventaja en más de diez segundos. Froilán
González, que ha tenido una muy mala salida ha recuperado ya desde
la octava posición tras el demarraje hasta la quinta justo detrás
de Landi. Mientras, Trintignant ya para para cambiar las bujías.
Queriendo alcanzar a toda
costa a los hombres de cabeza, el piloto de la BRM nº4 fuerza la marcha
y se hace con el record de vuelta rápida a más de 172 km/h
de media. Cuando termina la tercera vuelta González ya es segundo
detrás de Fangio, mientras Watson con Maserati se para y abandona.
En ese mismo momento, Gorges Grignard, sin frenos, pierde el control de
su Talbot en el viraje de Montplaisir, deja la pista y termina en un campo
limítrofe. El piloto tiene mucha suerte: su coche, tras pasar entre
dos plataneros, se detiene sin el mejor desperfecto. De todas formas se
ve obligado a abandonar.
Una lucha cerrada se declara
por la tercera posición entre Rosier, Landi y Behra que se adelantan
vuelta a vuelta mientras, Gonzalez, habiendo ciertamente exigido demasiado
a su máquina, se detiene terminando la vuelta cinco y abandona a
causa de un sobrecalentamiento en el motor. Algunos minutos más
tardes corre la misma suerte Schell, que debe detener su Gordini tras perder
completamente el embrague.
Durante la sexta vuelta
André Pilette, conduciendo la Talbot amarilla de John Claes, aborda
demasiado rápido el descenso de La Renaudié y tiene que frenar
violentamente provocando un trompo. Su coche salta la fosa del lado izquierdo
y cae rodando una decena de metros más abajo en el lecho de un arroyo.
Proyectado fuera por los bandazos, el piloto sin embargo ha salvado la
vida y es conducido rápidamente a una clínica de la ciudad
donde se le aprecia una fractura de la pierna izquierda como única
secuela seria.
Transcurrido un tercio de
carrera, Philippe Etancelin, que está muy retrasado a consecuencia
de varias paradas obligadas, abandona con avería en la magneto.
en la vuelta 14 Bira se detiene para reavituallar y consigue salir en la
misma vuelta que los líderes. Dos giros más tarde Juan Manuel
Fangio se detiene en su box igualmente para repostar, pero las cosas no
van demasiado bien. Previendo su parada, él había conseguido
56 segundos de ventaja sobre Rosier, su inmediato seguidor; pero el repostaje
se demora durante tres minutos y quince segundos y cuando por fin logra
volver a pista, Rosier ha pasado ya hace tiempo. Y la situación
no hace más que empeorar para el piloto argentino que tiene que
parar en la siguiente vuelta, y esta vez de manera definitiva ante una
fuga en el depósito de combustible.
A mitad de carrera lidera
Rosier con una ventaja de siete segundos sobre Landi, 17 sobre Bhera, 26
sobre Giraud-Cabantous y 41 sobre Whitehead. Siguen mucho más lejos
Bira y Crespo. Comotti y Fischer, limitados por la falta de potencia de
sus máquinas, cierran la marcha. Con el paso de las vueltas Rosier
se va distanciando de sus perseguidores consiguiendo una ventaja máxima
sobre Landi de 52 segundos en la vuelta 19. Este último, con un
auto que rueda mucho mejor que al principio, se desata y comienza a recuperar
terreno sobre el lider. Al paso por meta número 28 su desventaja
se ha visto reducida a 33 segundos.
Mientras tanto, Jean Behra,
que ocupaba la tercera posición, rompe el tren trasero de su Gordini
y ha de detenerse al borde de la carretera de Saint-Juery, unos cien metros
antes del viraje de tribunas. Giraud-Cabantous, autor de una carrera regular
al volante de su Talbot-Lago, se hace con la plaza de Behra gracias a este
hecho y marcha precediendo a Whitehead y Crespo.
Vuelta 29. Se acabó
para el príncipe Bira que abandona parando en Montplaisir con avería
en el encendido. A tres vueltas del final, Whitehead con problemas de carburante
hace una rápida parada en boxes. Pierde poquísimo tiempo
en el repostaje; pero el suficiente para que Alberto Crespo lo supere apoderandose
de la cuarta posición. Se llega así a la última vuelta
que Rosier completa, pasando la linea de llegada en vencedor con 19 segundos
de ventaja sobre Landi, quien comenzaba a tener problemas con su suspensión.
Una vez más suena
la Marsellesa para festejar la victoria de un piloto francés. Cubierto
de flores y rodeado de hermosas mujeres, Rosier savorea por tercera vez
las mieles del triunfo en Albi. Todo termina en un buen ambiente mientras
el inmenso gentío que durante todo el día ha ocupado los
bordes del circuito se va retirando lentamente. Esa noche, a partir de
las 21 horas, el público de Albi podrá codearse con personalidades
y pilotos cuando comience el Baile de Gran Premio, amenizado por la Gran
Orquesta de Eddie Warner y organizado en la sala Olimpia, que será
esa noche cita obligada para todos los bailarines, noctámbulos y
apasionados de los deportes mecánicos.
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