Ferrari
se desquitó de Mercedes 44 años después
Por Federico B. Kirbus La Nación, domingo 31 de octubre de 1999
La
controversia generada por la reciente desclasificación de las Ferrari
de Schumacher e Irvine en el Gran Premio de Malasia por una supuesta -o
real- transgresión del reglamento técnico, más la
posterior anulación y reclasificación de esos pilotos en
perjuicio de Mika Hakkinen con Mercedes como contrincante y aspirante al
título mundial, hace afluir a la memoria un suceso de similares
características ocurrido hace 44 años y que benefició
en su momento a las Flechas de Plata en detrimento a los bólidos
rojos italianos. Los entretelones de este hecho no se han publicado hasta
hoy.
El 16 de enero de 1955 se
disputó en el autódromo de Buenos Aires el Gran Premio de
la República Argentina. Carrera signada por el dramatismo desde
los días del entrenamiento y la clasificación, en la que
se situaron en la primera fila Alberto Ascari (Lancia) como el más
veloz, José Froilán González (Ferrari), Juan Manuel
Fangio (Mercedes Benz) y Jean Behra (Maserati).
El
calor reinante ese día, bajo un cielo sin nubes, fue extraordinario,
y uno tras otro muchos pilotos debieron acudir a los boxes para hacerse
relevar por algún compañero de equipo. Debido a un agotamiento
por las elevadísimas temperaturas, Ascari se salió de pista
(en la curva que hoy lleva su nombre) en la vuelta 22 y abandonó,
y Moss debió detenerse, semi inconsciente, por un golpe de calor,
ocho giros más tarde.
Solamente dos corredores
seguían aferrados al volante: Fangio y otro argentino, Roberto Mieres
(Maserati). Todas las demás máquinas clasificadas -siete
en total- recorrieron los 300 kilómetros de distancia conducida
por dos y hasta tres pilotos diferentes. Así, detrás del
Mercedes de Fangio, quien ganó la carrera a 124.7 km/h de promedio,
se situó con dos minutos de diferencia una Ferrari en cuyo manejo
se alternaron José Froilán González, Giuseppe Farina
y Maurice Trintignant, todos del equipo oficial de la casa del Cavallino
Rampante.
Fangio aguantó sin
relevo hasta el final, no obstante las graves quemaduras que le provocaron
los caños de escape en la pierna derecha. Hubo festejos, euforias
y elogios sin límites para el ganador. No se presentaron tampoco
reclamos de índole deportiva o técnica.
Mientras Fangio era agasajado
en el palco oficial, y a pesar de no existir protestas contra la máquina
vencedora, los integrantes de la comisión revisora técnica
solicitaron que el motor fuese desarmado para verificar la cilindrada.
El reglamento en vigencia establecía para la Fórmula 1 de
entonces un límite de 2500 centímetros cúbicos sin
compresor, o bien de 750cc con compresor.
Una de las limitaciones técnicas
de los motores de competición era el régimen, restringido
por la debilidad intrínseca de los resortes de válvula. Dados
los aceros disponibles en ese entonces, las válvulas tendían
a "flotar" (a no cerrar) cuando el régimen se acercaba a las 8000
revoluciones por minuto.
Los
técnicos de Stuttgart sortearon este obstáculo al diseñar
y construir un ingenioso mecanismo que permitía abrir y cerrar las
válvulas de admisión y de escape de manera forzada y directa
así como la biela que mueve al pistón.
El hecho es que los hábiles
y avisados mecánicos de la Mercedes desarmaron las dos tapas de
válvulas (el motor constaba de dos blocks de cuatro cilindros, en
tándem, con toma de fuerza central) y las cubrieron tan bien que
los comisarios no lograron atisbar ningún detalle técnico.
Puestos a verificar las medidas
internas del motor, Ricardo Polledo y Héctor Zampini midieron cilindro
por cilindro. El Mercedes Benz W196 R tenía un diámetro de
76 milímetros y una carrera de émbolos de 68.8 milímetros,
con lo que oficialmente totalizaba 2496cc. Pero si se tomaban en cuenta
todos los decimales, el volumen total era en rigor 2496.867cc, con lo que
se hallaba en el umbral mismo del límite reglamentario.
Durante esta labor los comisarios
técnicos comprobaron que los cilindros internos, el número
3 y 3l 4, estaban excedidos de la tolerancia.
Se
ensayaron después diversas explicaciones técnicas. Podía
ser que los cilindros excedidos del límite original de 76mm habían
estado térmicamente más (o menos) exigidos que los restantes,
o que una ingesta indebida de polvillo de la pista hubiera actuado como
esmeril en esas dos cámaras. Lo cual no carecía de sentido,
porque el motor del W196 R no tenía un block de fundición
con camisas intercambiables: era de chapas de acero soldadas con camisas
también soldadas que no podían simplemente desenroscarse
y reemplazarse.
Así fue cómo
se llegó a esa ligera transgresión del límite de la
cilindrada, que los técnicos alemanes seguramente no indujeron y
tal vez ni siquiera conocieron, al igual de lo ocurrido con los deflectores
de las Ferrari en Malasia.
Habida cuenta de que no existía
reclamo, ni aun sospecha de dolo, los comisarios optaron por dar como no
existente la violación reglamentaria. Fangio hubiese ganado ese
día lo mismo con un motor de 2496cc, que con el de 2502cc con el
que corrió sin saberlo.
Ese año, Juan Manuel
Fangio se adjudicó su tercer título mundial, y Mercedes Benz
su segundo galardón, después de lo cual el equipo se retiró
de las competencias de pista hasta su reaparición en cooperación
con McLaren, hace pocos años.
De Federico B. Kirbus,
especial para el UTaC Team. |