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"El flaco Gonzalez me hizo
un carrito. Las ruedas eran las tapas de los envases de madera en los que
venía la yerba. No había nadie que me empujara. Todo el mundo
trabajaba en "La colonia". Por eso me las arreglé para enganchar
a mi perro "Sangre" (pelo negro y raza indeterminada) para andar por el
campo. Pero de entrada se cruzó por allá adelante una liebre…¡Para
qué! "Sangre" salió a fondo y atravesó el alambrado.
El carrito y yo quedamos enganchados en las púas… Fué mi
primer accidente sobre cuatro ruedas…"
José
Froilán Gonzalez había nacido poco antes –el 5 de Octubre
de 1922, "Día del Camino"- allí en "La Colonia", paraje fundado
por su padre Isidro José ("Joselín") entre Arrecifes y Salto."Todo
eso lo hizo Papá que era boyerito y se instaló allí
en 1921. Era todo campo y lo que está plantado lo hicieron mis padres
y la gente que fue llegando. Lo primero que hizo Joselín fue el
boliche, que todavía está. Y despúes hizo la colonia
y llegaron el herrero y Don Antonio, el peluquero y el carnicero, que era
otro pariente nuestro. Despúes hizo un colegio. Todas las construcciones
con techo de chapa…", recuerda Pepe.
Así fue el comienzo de
la vida de un hombre singular. De un verdadero héroe que nunca se
dió cuenta. Que nunca tuvo tiempo de darse cuenta. Ni aún
ahora cuando todas las mañanas, sentado en su oficina, atiende personalmente
el teléfono y conversa con todo el que se acerca. Conocido o no.
Para todos tiene listo su "querido…" y su charla amena y distendida, como
buen hombre de campo que nunca dejó de ser.Pero, qué dejó
atrás este "Testone D´Oro", "The Bull of the Pampas", este
"Cabezón" al que, en 1972, en el Autódromo de Buenos Aires,
Jackie Stewart, triple campeón mundial, buscaba afanosamente con
una fotografía en la mano para conseguir su autógrafo. Claro.
Pepe, el de La Colonia, había ganado siete carreras en Goodwood
y en Silverstone entre 1951 y 1954. Aún hoy es invitado de honor
en las habituales reuniones de los circuitos británicos.
Gran
parte de sus hazañas las conquistó en las Islas ofreciendo
generosamente su talento y su coraje sin límites para desarrollar
ese terrible engendro técnico que fue el BRM V16 con el que Inglaterra
–con la participación de toda su industria- quería superar
a los italianos. Pero, qué dejó atras –decíamos- este
paisano bonachón entre fines de la década del ´40 y
la del ´60. Veamos.Aquí, en el país, comenzó
corriendo en los circuitos de tierra de la Fuerza Limitada allá
por 1946 y cerró su campaña en 1960, luego de ganar en forma
consecutiva, las 500 millas de Rafaela (1958/59) y conquistar los dos primeros
campeonatos sudamericanos para nuestro país (1959/60). Al retirarse
de la práctica activa, luego de conquistar 42 victorias finales
y 30 triunfos en series se dedicó a confiar autos de su propiedad
a los jóvenes que surgían. Recordemos, por ejemplo, a Domingo
Vita, Alberto Rodríquez Larreta, Roberto Mieres, Jorge Cupeiro,
Carlos Marincovich, Andrea Vianini, Carlos Giay, Roberto Marincovich y
todavía hay más. En Europa fue Subcampeón Mundial
en 1954 y 3º en 1951. Fue él quien batió por primera
vez a los Alfa Romeo (Alfetta), quitándoles un invicto que traían
desde antes de la Segunda Guerra Mundial y que significó la primera
victoria de una máquina Ferrari en el campeonato mundial de Formula
1 (1951), en Silverstone. Allí mismo, en 1954, venció al
equipo Mercedes Benz con los modelos 196W. Siempre con Ferrari ganó
las 24 horas de Le Mans, en 1954, en relevo con Maurice Trintignant. Y
ya había batido, en Buenos Aires, en dos domingos consecutivos (1951)
a los Mercedes Benz 163-154W de tres litros de 1939.
No
agregamos, naturalmente, las victorias en pruebas de menor trascendencia
porque son varias. Y con este detalle se puede comprender, sin mucho esfuerzo,
lo que significó en la historia del automovilismo mundial este arrecifeño
que todavía dice: "Querido…vos sabés que no me puedo acordar
donde puse el trofeo que gané en Silverstone en 1951…"Los años
pasaron pero Pepe sigue tan activo como siempre. Demasiado activo, quizás.
Y sin escatimarle a la buena mesa. Pero se cuida. Bah…lo cuidan. Porque
"La tromba de Arrecifes" ya no puede cambiar de carácter. Trabaja
todos los días. Y, por supuesto, todos los días tiene reuniones
en las que pone tanto entusiasmo como si se tratara de doblar a fondo en
Woodcote. Y se mezclan los homenajes por la noche en cualquier parte del
Gran Buenos Aires a los que no puede –no sabe- decir que no. Y debemos
aclarar que no siempre son homenajes a él. Pero Pepe no pude negarse.
No sabe. Después, naturalmente, llegan las recriminaciones. Pero
siempre son después. Y tampoco las atiende. "Que querés,
querido, no me puedo negar...Vos creés que voy a cambiar ahora?
".En realidad nadie quiere que cambie. Así como es se convirtió
en héroe. En una figura fundamental de la historia del deporte mecánico.
Y sin darse cuenta. Así como es transitó la vida desde su
arrecifes natal, desde La Colonia y su carrito de caja de yerba arrastrado
por "Sangre" hasta la resurgiente Europa de la Posguerra. Sin cambiar nunca.
Sin modificar ni su estilo de vida ni su estilo de conducción. Fue
siempre "La tromba". En Arrecifes, en Milano, en París o en Londres...
Y siempre les dijo "Querido..." a todos. Estadistas, nobles y poderosos
industriales. Listo, en todo momento, para la picardía criolla del
hombre bueno y bien criado. Aquellas picardías que tanto divertían
a su "Padrino", como Pepe todavía llama a Juan Manuel, el Grande.
Su compañero de las hazañas más notables del automovilismo
mundial. Pepe González. Froilán. El inimitable paisano de
Arrecifes que todavía pregunta con inocencia: "Querido...donde fue
que gané aquella carrera...?. como si nunca hubiera salido de La
Colonia.
J.C.
Perez Loizeau |